domingo, 4 de septiembre de 2016

La mujer en el pensamiento de Simone de Beauvoir (I)


La mujer rota y El segundo sexo.




Simone de Beauvoir fue una pensadora fundamental del siglo XX. Representó el existencialismo ateo, como su compañero Jean-Paul Sartre. Como él, practicó tanto la filosofía como la literatura en la que volcaba también sus creencias y su pensamiento (La mujer rota es ejemplo de ello).  
También como Sartre, de Beauvoir vivió comprometida con sus ideas políticas afines a la izquierda (pero sin atarse a ningún partido). Luchó contra la opresión en todos los campos. Por este motivo apoyó la independencia de Argelia frente al control colonial francés.   
A Sartre se le reconoce por haber sido de los primeros en hablar del tercer mundo y en preocuparse de materias como la ayuda al desarrollo; de Beauvoir estuvo en la misma sintonía.  
Mujer de enorme empatía, fue capaz de aliarse con los oprimidos sin haberlo sido ella misma. Ni provenía de un entorno proletario, ni sufrió opresión por ser mujer (pudo formarse y trabajar sin ataduras, ni siquiera las del matrimonio e hijos a los que renunció con gusto). Aun así, de Beauvoir empatizó con la opresión de las mujeres y escribió un libro fundamental para el pensamiento del siglo XX, para la segunda ola feminista, para el pensamiento de género y el arte feminista que tendrá enorme auge a partir de los años 70. 




Su obra no es un libro de protesta, lo que hace es describir con claridad y calma la situación de las mujeres. Lo hace de una manera extensa, enciclopédica, realista y multidisciplinar. De hecho, de Beauvoir no se consideraba feminista antes de escribirlo, lo hizo a raíz justamente de los descubrimientos que realiza al trabajar en el libro. La pregunta “¿Qué es una mujer?” la lleva a conocer en detalle todas las opresiones a las que las mujeres eran sometidas.  
Su obra pasa de la biología al psicoanálisis, a la historia (con gran detalle, de la antigüedad hasta el mundo actual), a los mitos, al desarrollo de la mujer desde la niñez, a la juventud, pasando por sus experiencias con la menstruación, la sexualidad, la maternidad, y el matrimonio. De Beauvoir trabajó en macro y micro, habló del mundo y de la vida privada, sin reprimirse ante ningún tema por tabú o polémico que fuera, incluyendo el aborto. (Cosa que le acarreó muchas críticas cuando el libro salió a la venta).
De Beauvoir habló también de la homosexualidad femenina. Este pasaje del libro quizás es el que peor ha envejecido.  

La tesis fundamental del libro El Segundo Sexo: No se nace mujer, se llega a serlo sirve para destruir la idea de las esencias. Sartre defendía que la existencia precedía a la esencia y que el ser humano se construía a sí mismo con sus actos. Lo mismo reivindica de Beauvoir.
Aunque hay matices. El hombre para Sartre está condenado a ser libre. La mujer sin embargo lo tiene bastante más difícil debido a las trampas que la sociedad patriarcal pone en su camino desde su educación  a las posibilidades limitadas que se le abren en la vida.
Pese a todo, es liberador pensar, como hace Sartre, que todos somos libres para construirnos como el individuo que queremos ser. La mujer parte de la desigualad, pero puede luchar para romper sus cadenas.

De la creencia en una esencia femenina eterna con valores asociados que impiden la libertad de las mujeres, se camina hacia el feminismo de la igualdad. Una vez demostradas que las diferencias entre sexos que se daban por hechas, por inamovibles, son en su gran mayoría construcciones sociales, podemos caminar hacia una mayor igualdad y libertad. Este es el núcleo de la obra de Beauvoir  

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